Tuve una urgencia dental un día festivo y desde el primer momento me atendieron como si fuera una paciente de toda la vida. Se me había caído un diente y estaba muy nerviosa. El doctor me reimplantó el diente ese mismo día, salí muy aliviada.
Acudí a consulta porque no me gustaba el color de mis dientes. Antes de iniciar ningún tratamiento estuvimos hablando durante un largo rato y me hicieron comprender que tenía varios hábitos en mis rutinas diarias que no me beneficiaban.
Tengo una hija adolescente que tenía pánico al dentista. Pedí una primera visita para que valoraran si había que ponerle ortodoncia. Le explicaron paso a paso su diagnóstico y desde el primer momento mi hija se sintió como en casa, tranquila y relajada.
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